Yo de mayor quiero…
“Envejecer es como escalar una gran montaña: mientras se sube las fuerzas disminuyen, pero la mirada es más libre, la vista más amplia y serena” (Ingmar Bergman)
Un año más, la semana pasada acudimos felices a la llamada de la Escuela de la Experiencia de Debabarrena en Eibar para impartir una formación (Muchas gracias Eva Pérez de Albéniz por invitarnos cada año). ¡Cómo faltar a la que es una de LAS citas anuales en nuestra agenda!
La Escuela de la Experiencia de Debabarrena, gestionada por las excelentes profesionales de Adindu, busca juntar a mujeres y hombres mayores de 50 años, en etapa de prejubilación y jubilación, con inquietudes culturales y sociales, con ganas de aprender, conocer a otras personas, y desarrollar diferentes actividades en esta etapa de sus vidas.
¡Qué gran contribución al Bien Común la de la Escuela de la Experiencia! Ya van 16 promociones.
En una sociedad cada vez más envejecida como la Europea (en España, por ejemplo, en el 2033, una de cada cuatro personas superará los 65 años. Muchos de los niños/as de la actualidad vivirán hasta los 100 años.), parece necesaria una reflexión profunda para cuestionar nuestras creencias sobre el envejecimiento para redefinir la vejez. Y urge, porque el envejecimiento masivo es un reto global.
Especialistas en la materia ya hablan de la necesidad de abordar este desafío desde todas sus vertientes (demográfica, económica y social). No podemos estar más de acuerdo con lo que dice Sarah Harper, Fundadora del Instituto de envejecimiento de la Población de la Universaidad de Oxford en la entrevista que le hicieron: “La vejez no llega a los 70. Llega al convertirnos en dependientes”
Como sociedad, precisamos de un cambio de paradigma respecto al envejecimiento. Y no sólo cambios relativos a la salud y a las pensiones, como muchos podemos pensar sobre este tema. Se trata de algo más profundo y que nos va a requerir de creatividad, de flexibilidad, de generosidad, de respeto y amor por las personas… para buscar nuevas fórmulas que se adapten a una nueva realidad: repensar la organización actual de las familias; convivencia entre personas de diferentes edades; diseño de trayectorias laborales diferentes a las actuales; más conciliación de la vida personal y laboral; reconfiguración de los espacios públicos de convivencia y de las casas; programas y educación para el bienestar físico, emocional, mental y espiritual de las personas a lo largo de sus vidas; aprendizaje permanente; cuestionamiento sobre qué es ser útil en la sociedad y sobre la belleza del cuerpo humano; revalorización de la experiencia que da la edad; crear programas de voluntariado y de mentoring etc.
Los diferentes grupos que han pasado por la Escuela de la Experiencia ya se han puesto manos a la obra poniendo en marcha iniciativas y proyectos que son maravillosos ejemplos de innovación social.
De la nueva promoción de la escuela, que tuvimos el placer de conocer la semana pasada, nos quedamos con su actitud positiva, ganas de construir, de aportar, de mejorar como personas, su amabilidad y sus miradas de eternos/as aprendices a pesar de, o tal vez por toda la experiencia que tienen acumulada.
Sois ejemplo para las siguientes generaciones que venimos por detrás. Mila esker!
Yo de mayor quiero ir a la Escuela de la Experiencia…
Feliz semana.
(Foto: Lifehack.org)
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