Cultivando(nos)
Arrate Iraolagoitia
Estoy participando como alumna en una formación para aprender a facilitar Encuentros de Voces (método creado por la psicóloga clínica y social colombiana Carolina Nensthiel Orjuela).
Se trata de un método de escucha profunda en grupo donde se abre un espacio de seguridad para que aquella persona que lo necesite, pueda hablar de alguna vivencia, emoción, idea, evento …del que no ha podido, querido o atrevido a hablar (por la razón que sea, eso no importa).
Como ya comenté en otro post (“La experiencia del nosotros”), escuchar con atención plena y sin juicio la experiencia de otra persona, hace tanto por la persona que está siendo escuchada como por la persona que escucha. Los Encuentros de Voces son transformadores por el poderoso impacto que tiene el testimonio compartido públicamente, que se vuelve extraordinario porque nos humaniza.
Pues bien, en uno de los tantos debates que se crean entre los y las compañeras de formación, surgió la reflexión sobre las habilidades que debería tener la persona que facilita este tipo de encuentros. Se mencionaron 4 especialmente:
- Habitar la presencia.
- El trabajo con las propias emociones.
- Escuchar la intuición.
- Reconocimiento del poder que es la imaginación.
Presencia- Emociones- Intuición- Imaginación.
Este es el lugar desde donde escuchar como facilitadoras/es. Sólo tenemos que ser con todo nuestro Ser (con todos mis recursos, vicisitudes, dolores y deberes). No va de Hacer, va de Ser.
Esto rompe la idea del control y nos requiere desarrollar nuestra humanidad, nuestra capacidad de conectar con la belleza y los recursos de las otras personas.
Independientemente de si acompañas a personas o equipos y te toca facilitar sesiones con ellos, me parecía interesante traer esta reflexión para cualquier persona que esté leyendo este post. Sencillamente como ejercicio de auto-conocimiento para mejorar la capacidad de escucha y de vincularnos con nuestro entorno:
¿Cuáles son tus prácticas actuales con las que alimentas tu intuición, presencia, imagimación y capacidad de conectarte con lo que sientes?
Me inspiraron algunas de las prácticas que compartieron mis compañeros/as de formación: visitar viveros de plantas; visualizar videos de danzas; pasear en el bosque; visitas a museos; contemplar fotografías de imágenes bellas; escuchar música evocadora; cocinar; el ritual del té; la literatura fantástica; sentarse en iglesias y permanecer en silencio; nadar en el mar; meditar; jugar con niños/as; encender velas y dejarse cautivar por su luz; viajar y conocer otras culturas; observar la luna y las estrellas; el teatro de improvisación; dibujar; interactuar con animales; series y podcasts; observar a las personas en los aeropuertos o estaciones e imaginar sus vidas; tejer; hacer puzzles; los abrazos; aprender cosas nuevas que no tengan que ver con nuestro oficio etc.
Me pareció muy inspirador escuchar las “estrategias de auto-cultivo” de mis compañeros/as de formación. Cuando compartimos en grupo este tipo de reflexiones hacemos explicito lo implícito, y así podemos convertirlo en recursos compartidos.
En resumidas cuentas, la pregunta es: ¿Cuánto tiempo, esfuerzo, intención y atención dedicamos a cultivar(nos)?, ¿Cuánto me cuido yo para poder estar “afinada”, “sembrada”, para los demás y para vivir mi día a día desde un nivel de conciencia más elevado?
Se acerca una época estupenda, las vacaciones de verano, para dedicarnos al cultivo. Nos encantaría conocer tus prácticas J
¡Feliz semana!